Lijar el parquet
El parquet se puede lijar con diferentes máquinas. Hay grandes lijadoras de parquet que puede pedir prestadas por horas o por días en la ferretería. Son especialmente adecuados para grandes superficies. Una lijadora de cinta pequeña es suficiente para áreas pequeñas cuando solo se necesita retocar una pieza.
Lijar grandes áreas
Primero lije superficies grandes con la lijadora de tambor. Trabajas en varias rondas. Primero, use papel de lija grueso (grano 40 o, si tiene una capa gruesa de pintura o barniz, grano 25), luego use papel de lija más fino (grano 80) para la segunda pasada y papel de lija aún más fino (grano 120) para la tercera pasada. En la ferretería se le indicará cómo se utiliza la máquina.
Lijar el parquet que se coloca en paralelo en la dirección de la veta. Esto no es posible con el parquet de mosaico, así que lije en diagonal a la veta. También puede lijar en diagonal para el primer paso de lijado si la superficie es muy irregular. Al lijar, tenga cuidado de no detenerse mientras la máquina está en funcionamiento. Esto puede causar depresiones y marcas de quemaduras que no se pueden eliminar fácilmente.
Una vez lijada toda la superficie, verá que queda un borde de unos 10 cm de ancho donde la lijadora de tambor no puede pasar. Tienes que procesar esto con otra máquina.
Lijar los bordes
Hay máquinas lijadoras de cantos especiales para lijar los cantos de suelos de parquet. Están equipados con una almohadilla de lijado redonda. Con esta máquina se procede de la misma forma que con las grandes superficies: Se lija en varias pasadas, con papel de lija grueso y fino. Mueva el molinillo en círculos.
Lijar áreas pequeñas
Si solo necesitas lijar o quitar y renovar un pequeño trozo de parquet, no vale la pena alquilar máquinas grandes. En este caso, puede utilizar la lijadora manual de banda o la lijadora excéntrica. Es importante que proceda con cuidado para dañar el parquet circundante lo menos posible. Las máquinas pequeñas no son aptas para grandes superficies porque, en primer lugar, supone demasiado trabajo y, en segundo lugar, existe el riesgo de que el suelo se vuelva irregular.